Anónimo
Gracias a la recomendación y un poquito de insistencia de mi prima, decidí descubrir un nuevo mundo, algo fantástico que sin saber su nombre yo estaba buscando desde hace mucho tiempo… la práctica del Yoga. Con la práctica y los conocimientos adquiridos a través del yoga he aprendido y confirmado la importancia del autoanálisis, auto compasión y compasión por los demás, mi respeto y respeto hacia los demás, así como la tolerancia, la introspección, poner límites de manera asertiva, luchar y esforzarme, pero saber el momento en el que debo “decirle adiós a una lucha que cuyos resultados no dependen al 100% de mí”. Confirmé la convicción de agradecerle a Dios por todas las bendiciones que la vida me da y compartirlas con otras personas… debido a lo fantástico que el yoga ha sido para mí, he querido incorporar a seres queridos en nuestro grupo y la práctica pero no he conseguido que todas las personas invitadas correspondan a mi invitación, por lo tanto, he aprendido a respetar que algunas personas no quieren… puede ser que este no es el momento preciso de iniciar su práctica. Con algunas personas que quiero muchísimo, he intervenido con un apoyo más allá de una invitación, pero no tengo que caer en ser “salvadora” sino debo ser facilitadora, y entender que todas las personas tomamos decisiones y nos debemos responsabilizar de las mismas… aunque en algunos casos, estas decisiones vayan en el propio detrimento de estas personas… debo respetar y no insistir. Con la práctica del Yoga refuerzo la prudencia, la importancia de no juzgar a las personas, ni juzgarme a mí misma, a fortalecer el amor propio, a procurar mi propio equilibrio mental, espiritual y físico… y buscar soluciones, tener la prioridad de estar bien yo primero… ya luego podré aportarle a los demás. Aunque amo a mi esposo… siempre después de la práctica siento mucha Paz interna y esto potencia el amor y deseo de expresarle lo importante que él es para mí y cuanto lo amo y lo mucho que deseo también su bienestar, experimento amor y compasión en altos niveles… es un sentimiento muy bello y auténtico que lo comparto con él y también con mi núcleo familiar. A través de la práctica de Yoga me brotó recurrentemente la necesidad de “Equilibrio”, y también descubrí las emociones que esta condición generaba en mí, como la frustración, ira y auto exigencia extrema… perfeccionismo (injusto para mí misma)… situación que gracias a Dios y a los comentarios de mi instructora me hizo analizar, buscar en mi interior, aunque me diera “miedo” o incertidumbre la respuesta… valoré muchas posibilidades… me conocí más y me reconocí, identifiqué debilidades por las que no tenía que juzgarme tan drásticamente, pero que crean disconformidad en mí; casualmente muchas de ellas ya eran conscientes y las había intentado abordar sin alcanzar mis expectativas. Es por esto que tomé la decisión de tomar terapia psicológica, considero que una persona que lleve terapia psicológica siempre va a obtener beneficios y debe ser valiente, humilde y transparente con el terapeuta y consigo mism@… así que tomé la decisión de invertir más en mí, por mi plenitud, por mi bienestar, por mi estabilidad, por disfrutar más y más de las bendiciones y tantas oportunidades que la vida me da y de todo lo que está por venir… Ante todo aceptarme, quererme y no juzgarme tanto… sino identificar mis debilidades, buscar ayuda, fortalecerme y trabajar al tiempo justo, sin presionarme, comprendiendo que todo tiene un tiempo y un momento que es perfecto para que suceda. En la práctica aprendí también sobre la persistencia, a luchar más, a no darme por vencida tan rápido y ver que muchos obstáculos están dentro de mí, que en realidad tengo el potencial infinito de conseguir muchísimas metas y logros de los que yo creo… soy una mujer poderosa… pero sigo siendo humana y me puedo equivocar, y no soy todopoderosa; pero con constancia, convicción, disciplina y compromiso puedo acercarme a mis metas pendientes. Soy un ser de Dios, un ser de Amor y un ser de Luz. Gracias Eli por ser mi maestra y mi instructora. Namaste. Yorleny Álvarez
Gracias a mi práctica he llegado a conocerme, a comprender a mi cuerpo, a cuidarlo, a entender que soy muy capaz de lograr todo lo que me proponga. Que la fuerza que necesito está dentro de mi. Gracias a la práctica me siento más activa, mucho más fuerte. He aprendido a controlar mis emociones, mi carácter; tratando de ser cada día mejor para mi y mi entorno. Andrea Cascante
Hace varios meses atrás estuve con muchos problemas de salud a nivel físico, pero que de igual manera me afectaba mi estado de ánimo y en general mi vida. Tenía problemas en todo lo que realizaba, sentía que nada salía bien. Al permanecer con dichos problemas decidí buscar ayuda pero que la ayuda no fuera médica, ya que estaba cansada de que me recetaran pastillas/medicamentos que lo único que hacían eran dañarme más tanto física como psicológicamente. Por lo que decidí buscar algo natural, algo que me ayudara trabajar todo mi ser, que me ayudara a mantenerme relajada y sin dolor. Empecé a buscar y decidí ingresar a clases de yoga para ver si realizando esta práctica me ayudaba con mi salud. Actualmente llevo alrededor de dos meses en la práctica de yoga, y recuerdo que la primera vez que fui, llegue a la clase con una cantidad excesiva de dolores y malestares, recuerdo un ejercicio que me hicieron para mi espalda y fue increíble el sonido que mis vertebras produjeron. Empecé a realizar los ejercicios y aprender acerca de esta práctica y puedo dar fe que mi salud ha mejorado increíblemente, tanto física como psicológicamente, me siento mejor conmigo misma, los dolores se fueron y aunque a veces por motivos de trabajo no pueda asistir trato de realizar la practica en mi casa o en el lugar que se me permita. Esta práctica me ha hecho reflexionar acerca de mi persona y mi entorno. Es una práctica que seguiré, y cada día espero poder aprender más acerca del yoga, ya que considero que no solamente es hacer los ejercicios por hacerlos sino también aprender el porqué de ellos y la teoría que me permite entender aún más el yoga. Gabriela Fernández Cordero
Para iniciar, me gustaría mencionar por qué practico yoga, en realidad cuando empecé en este grupo estaba un poco escéptica porque lo que conocía de yoga se limitaba al tipo de clases que dan en los gimnasios donde: la respiración no importa, la ropa que llevas es escaneada por una que otra persona que se fija demasiado en eso hasta incomodar, el equilibrio no es un tema de conversación, la “armonía” del ambiente se mezcla con olor a sudor y música pesada del área de acondicionamiento físico y por si fuera poco, mis ojos me pasaban juzgando 60 minutos al verme siempre en el espejo (“que tiesura”, “juepucha panza se me ve”, “dichosa aquella que elástica claro con ese cuerpo”… etc.). Por lo anterior que me invitaran a hacer yoga pues no fue inicialmente un motivo de ilusión para mí. Sin embargo, cuando Karito me explicó que era diferente, al aire libre, música suave, etc pensé que valía la pena hacer la prueba, como siempre digo: nada se pierde con probar. Lo peor que podía pasar era que no me gustara así que no volvía y listo. Empecé a practicar, desde el inicio me sentí sumamente cómoda con el grupo y nuestra instructora, sentía como si estuviera en un espacio neutral, de forma prácticamente inmediata comencé a experimentar los beneficios y los comento a continuación: Autocontrol: soy una persona algo acelerada que desgasta mucho tiempo pensando en el futuro y en todo lo que podría salir mal (suena horrible pero es la realidad), con yoga he aprendido a centrarme en el presente, en vivir el momento y en que si uno atrae lo positivo así será porque realmente a veces no es que las cosas salen mal. Es que nuestros ojos sólo ven el punto negro y no se concentra en todo lo bueno. Así que me ha ayudado a controlar esos impulsos, he mejorado, me falta aún mucho pero por lo menos tengo conciencia cuando estoy siendo cruel conmigo misma y escucho una vocecita que dice, viva el presente, atraiga lo bueno. No juzgarse: un porcentaje importante de mi tiempo lo dedico a juzgarme: lo hice mal, me equivoqué, debía hacerlo de otra forma, actué mal, me veo mal, estoy gorda, etc. La práctica me ha enseñado a que mis pensamientos me condenan y me predisponen a lo que va a suceder. Entonces si pienso positivo y en lugar de juzgarme me auto-motivo los resultados serán mejores. Equilibrio: tanto a nivel físico como mental, la experiencia ha sido como pasar de tener un cuarto lleno de basuras y telas de araña, cajas viejas, etc a irlo limpiando, abriendo ventanas, corre la brisa, etc. Ha sido como un reencontrarme y entender que la vida no es una tragedia si no una oportunidad de vivirla y ser feliz con lo que se tiene, no importa cuanto sea. Físico: indudablemente mejoría en equilibrio, más fuerza en abdomen, brazos, piernas, mayor elasticidad, corrección de posturas al caminar, sentarme, etc. Socialmente: cuando quito o por lo menos disminuyo los prejuicios me permito observar y poner atención a mí mismo y a los demás. Tener la capacidad de escuchar y aceptar los puntos de vista de otros sin pensar que tengo la verdad absoluta. |
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